Sentada en las piedras bajo un árbol
Una chica con el cabello negro como la noche,
y en sus ojos habitan las estrellas tal cual mirada brillante.
Su piel blanca y suave como la nieve de
invierno, se mira en un espejo de mano, asegurándose de que es bella.
Polvea su nariz, maquilla sus ojos, tratando
de ocultar bajo el maquillaje, la nostalgia de su vida y la inseguridad de una
belleza fingida.
Sonríe sin saber porque, aparentando la
felicidad deseada, conversa con las personas, e inventa una amabilidad
perfecta.
Odia a cada persona, pero hace lo que ellos
esperan de ella, cuida su atuendo, cada detalle de su cabello negro crespo.
Los colores adecuados en su ropa, la blusa
entallada dejando ver su figura deseada.
La falda tan corta, para mirar la suavidad y
perfección de sus largas piernas blancas.
Y los zapatos de tacón, que la hacen lucir
más alta, matan de dolor a sus pies, pero qué más da, si así es como complace a
los demás.
Sagrario
de Carlo
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