Había sido un día como
pudo
ser cualquiera, Skarleth y
Alexander pasaron toda la tarde mirando películas y
comiendo entremeses, ella
denoto cierta ternura hacia él, sin conseguir
reciprocidad prolongada.
Lex, noto molestia e indignación por su comportamiento,
pero
decidió remediarlo otro día.
Esa noche, conciliaron el
sueño en la sala, Lex
despertó en la madrugada cerca de las 2:45am, y la miro
dormida en el sillón frente
a él, se levanto para acercarse a ella y cubrirla
con el cobertor que yacía
en la mitad de su cuerpo dormido, la miro por unos
segundos y la beso en la
frente, pensando en lo mucho que ella significaba para
él; por
alguna razón eran pocos los momento en que se lo
demostraba.
Apago la televisión y
después de beber un vaso
con agua se acostó en el sillón donde había despertado
unos minutos antes, se
durmió en seguida de reposar la cabeza en el suave cojín
que
adornaba la sala color chocolate de su confortable casa.
Lex corría confusamente
desesperado, entre los
árboles y esquivando los troncos caídos, como bajando de
una amplia colina,
teniendo en su mente como un recuerdo próximo a Skarleth
cayendo de lo alto de esa
colina, sin poder recordar cómo es que había
tropezado; llega agitado a
la orilla de una laguna, la de Zempoala, la cual
había visitado en
repetidas ocasiones, pero un par de ella con Ska, retomando
el aliento, alcanzo a ver
al otro lado de la laguna a Ska, tendida en la otra
orilla, y muy cerca de
ella, un enorme perro blanco jaspeado con negro, con una
mirada de azul profundo,
como sus pensamientos obvios, quizás era un lobo
debido a la descripción ,
con suerte solo su imaginación. De inmediato corrió hacia
ella, sin causar mayor
miedo o estrés en el animal, se hinco sobre sus rodillas
para agacharse y
alcanzarla con mayor facilidad, ella reposaba sobre la tierra,
mojada, pálida y tan fría
como el desdén de una noche estrellada sin luna, Lex
buscaba su pulso con
desesperación, presiono su pecho con la esperanza de hacer
latir su corazón, junto
sus labios con los de ella compartiendo su aliento, sin
recibir una respuesta que
no fuera la indiferencia de su ser más que dormido,
pero aun contestando como
en venganza con la misma esquivez con la que él
refería su amor. Sin mayor
resignación y con un dolor tan grande que no cavia
en el pecho, alzo la
mirada cruzándola con la de aquel animal que no se retiro
a su llegada,
desconcertado y a punto de analizar el por qué seguía ahí y sin
atacarlo, despertó!!! Y la
miro parada frente a él, observándolo, ella dijo con una voz suave, -
Tengo frío – a
lo que él contesta
mientras ella estira su mano hacia él – ¿Quieres que vayamos
a la cama? - La mira
con los ojos
adormilados y toma su
mano, al parpadear siente un escalofrió que recorre todo
cuerpo ocasionado por
la fría mano de
Ska, y al abrir los ojos
la mira pálida y mojada como en el sueño, ella aprieta
su mano y le dice con
cierta nostalgia y desesperación, - No me dejes ir… -
acto seguido, su cuerpo se
seca y como si el viento entrara por la ventana, la
desvanece
tal cual hecha de polvo y sin explicación.
Despierta una vez más, no
era sino
un sueño dentro de otro más,
Sagrario
de Carlo